La pandemia ha sido la prueba definitiva de que el cambio en nuestros hábitos y costumbres es urgente. Llegó la hora de hacer ‘el clic’
Todavía me acuerdo del ‘gran día de compras’ antes de que arrancase el cambio de temporada. En realidad eran dos días. Uno antes de la primavera y otro antes del otoño.
La verdad es que desconozco si en el resto de familias era igual, pero al menos en mi casa, se hacía así. Quizá no fuese lo normal, aunque a nosotros nos funcionaba.
Mi madre tenía muy claras todas las prendas que íbamos a necesitar para la temporada y durante el ‘gran día de compras’ la idea era conseguir todo lo necesario.
Eso no significaba que comprar ropa el resto del año estuviese prohibido, pero no era lo habitual.
Pasados los años, la historia cambió.
Ya no bastaba con tener lo necesario en el armario. Lo imprescindible, lo que seguro ibas a usar.
Queríamos más.
La novedad en calzado, lo último en ropa deportiva, los jeans que lleva la vecina del segundo, el abrigo del anuncio, la camiseta que te encanta en los cinco colores disponibles… y más.
La moda hablaba y nosotros la estábamos escuchando
Los hábitos de consumo habían cambiado.
Se primó la cantidad sobre la calidad.
A nadie parecía importarle que tras un par de lavados el pantalón fuese medio palmo más corto o que el suéter de (supuesta) lana necesitase un peeling (cuando no un exorcista).
¿Qué importancia puede tener que tu camiseta se vea horrible tras poco uso si solo te costó 7 €?
Hasta que un día empezó a importar. No para todos. Pero sí para algunos.
Los grandes cambios comienzan con pasos cortos, aunque hechos con decisión.
El concepto Slow Fashion no es nuevo pero, resuena cada vez con más fuerza
y la cuarentena obligatoria que se ha vivido (y que continua) en la mayoría de los países del mundo a raíz de la Covid19, no ha hecho otra cosa que favorecer a que las buenas prácticas en la industria de la moda, florezcan.
Quizá te preguntes cómo es posible que entre tantas malas noticias en los últimos meses yo me atreva a hacer una afirmación tan positiva.
El cambio climático, el calentamiento global, la polución, la extinción de muchas especies de animales o la deforestación, son solo algunos de los peligros que amenazan en la actualidad a nuestro planeta.
No es de extrañar, que ante un panorama para nada halagüeño, mucha gente se plantee un cambio.
Un cambio de hábitos, de gustos, de necesidades, pero por sobre todo, un cambio en el modo de consumir
Y esta es la reflexión que comparto en el artículo que escribí para ABC Seams y que fue publicado hace apenas unos días.
Si ya estás en la onda de consumir una moda más sustentable, tienes una marca Slow, te gustaría conocer más sobre el tema, o quieres hacer alguna pregunta o sugerencia, te invito a leer mi post original al completo. Puedes acceder ahora haciendo clic aquí.
¡Espero que disfrutes tanto leyéndolo como lo hice yo al escribirlo!
Espero tu comentario 😉
Cris.
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Inmensamente feliz que esten en el mercado nuevamente!!!
Hola Ana Maria!! Sí! Nunca nos fuimos 😊. Nos tomamos un descanso para volver con energía renovada y poder ofrecer lo mejor. ¡Gracias por estar del otro lado siempre!
Beso grande