Sobre mi

¡Hola!

Me llamo Cristina. Cris para mi hermana y la mayoría de mis amigos y Cristi solo para algunos.

También soy La Chatun en petit comité.

Tengo 35 años, soy de Barcelona y en 2012 me mudé a Buenos Aires. Aquí he formado mi familia elegida con Gon, mi partner in crime, y Teo, nuestro perro y compañero de aventuras.

Soy diseñadora de moda aunque me gradué como estilista de indumentaria. 

Ya sabes, las vueltas de la vida y eso.

Wool’n’Wild es mi marca de accesorios atemporales handmade, y en mi tiempo libre (el que me invento) hago paseos para perros VID (Very Important Dogs).

Ninguna de las dos cosas han sido proyectos, se fueron dando, me enamoré de ellas, y hasta hoy.

El 2020 (y la cuarentena) hizo que me reencontrara con mi otra pasión, la escritura.

Así que aquí estoy, escribiendo de nuevo. 

La idea de lanzar este blog no es de ahora, llevaba un tiempo dándole vueltas y bueno, no está mal arrancar el año haciendo algo productivo, ¿no?.

Hace algunos meses descubrí el novedoso ‘arte’ del copywriting, o más bien el término. Novedoso para mí, porque la profesión existe desde mediados del siglo XIX. Quizá el término redactor publicitario te suene más, pero admitamos que decir que eres copywriter queda mucho más cool (risa maliciosa). 

Y en eso estoy. 

Reconciliándome con la escritura y formándome como copy.

Y qué mejor forma de hacerlo que escribiendo sobre lo que me gusta, ¿no?. Y resulta que me gustan un montón de cosas. 

Quizá casi las mismas que le interesa al 90% de la población: el cine, las series, la lectura, la moda, la actualidad, la música, el arte…

Lo típico.

Pero desde mi punto de vista, a mi manera. Que no debe ser la del común de los mortales. Un día se me ocurrió la genial idea de compartir sugerencias de grupos de música y pelis en el Instagram de Wool’n’Wild, mi marca.

Y me pasaron 2 cosas:

La primera fue, la frustración al ver que algunas personas dejaron de seguir la cuenta (ojos como platos, debilidad en las extremidades inferiores y torrente de ideas y ‘malrollismo‘ a velocidad de infarto). Y no les culpo, en serio te lo digo. Empiezas a seguir a alguien por cierto contenido y de repente se viene arriba y se hace la interesante recomendando grupos que no los conoce ni su padre. ¡Chau! Mejor sigo escuchando los super hits del verano que suenan en todas partes y a esta rarita que la soporten otros.

¡Pues claro que sí!.

Peeeero… a pesar de no guardarles rencor y entender su punto, un unfollow es como una puñaladita en el corazón hasta que te reconcilias con ello, y lo aceptas.

Problemas del primer mundo. Una gilipollez en toda regla, vaya.

Pero pasa.

El otro día leyendo a uno de mis copywriters preferidos, Daniel Throssell, él decía algo muy interesante que me sirvió como gatillo definitivo para animarme a escribir este blog:

‘No sufras por los que se dan de baja o dejan de seguirte (conocidos en inglés como los temidos unsubscribers). Si cada vez que mandas un email a tu lista de correo (o publicas en tus redes) no hay ‘alguna baja’, algo estás haciendo mal. La gente no está interesada ya en lo que tienes que ofrecer o en lo que les cuentas y se marchan. Quizá te seguían porque en algún momento regalaste o promocionaste algo. 

No son tus clientes ideales. 

No es tu público.

Y eso está bien.

A medida que haya más personas que te conozcan y sigan, más bajas tendrás. En lugar de deprimirte y decidir abandonar, deberías estar agradecido, decía él. ‘No puedes gustarle a todo el mundo’

Y tiene razón. 

En la vida real no le agrado a todos. Le gusto a algunos. A otros, pues no tanto. Y está bien también.

 ¿Por qué debería ser diferente en el mundo online?

La segunda cosa que me pasó, es que cuando dejé de publicar contenido que poco o nada tenía que ver con mi marca, algunas personas me escribieron por privado para saber qué había pasado con los #domingosdepelis. Otras, me preguntaban sobre algún grupo de música que pudiesen escuchar porque les habían gustado mis sugerencias.

¡OMG! (imagíname a mí, con barbilla batiente al borde del llanto por la emoción). ¡No estoy sola! Resulta que hay gente como yo, con gustos ‘retromodernos’. Que no son para todos, pero oiga, haberlos haylos.

Y yo, ¡FELIZ!.

Quiero aclarar que no soy experta en nada, aunque soy amante de muchas cosas y eso significa que tengo la caradura para compartirlas contigo

Soy una persona común. Con problemas normales. Me suelo hacer muchas preguntas y  me gustan las sorpresas. Me pasa que si leo en la cama me quedo dormida. Y si veo una peli tarde, también. Sin embargo he leído muchos libros y he visto muchas pelis.

Y escucho música, todo el tiempo (menos cuando salgo con Teo o estoy en mis paseos VID, que entonces prefiero concentrarme en los peludos y disfrutar de la música después).

Word To Go es mi desafío de 2021. Es el lugar donde compartir lo que me gusta y el espacio de reunión para los que sientan que este blog les hace pasar un buen rato, descubrir cosas nuevas, distraerse de las preocupaciones diarias y hasta echarse unas risas.

¡Qué no es poco!

Así que ponte cómoda, prepara ese cafecito o mate que te indica que puedes relajarte un rato, ¡y a leer se ha dicho!.

¡Gracias por leerme!

Cris

P.D: si llegaste hasta aquí, te auto declaraste seguidora de Word To Go (o alguien con mucho tiempo y paciencia, que para el caso, tiene muchísimo mérito y toda mi admiración y por eso, me encantaría regalarte un playlist para que acompañes tus lecturas ;))

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